Literatura

 


diseño: Elizabet Sicilia.

Coordinación General : Elizabeth Sicilia

Agradecimientos especiales a Josué Andrés Moz por ser el enlace para esta selección.

Traducido del chino al inglés por Liang Yujing y versionado al español por Josué Andrés Moz

Selección Josué Andrés Moz

Algo sobre mí.

Dai Weina es una poeta y académica graduada de la Universidad de Oxford. Ha publicado varios poemarios, entre ellos «Gimnasia para el alma», «Mi paracaídas dañado», y «La máscara». Asimismo, escribió un ensayo literario titulado «Una tragedia inacabada: Zhou Zuoren y Ellis». Tradujo el libro «El artista del Estado» del francés y del inglés las obras teatrales «Invasión» y «Rosa de hormigón». Es jefa de redacción de la revista Guangnian.  Fue galardonada dentro de los Diez Jóvenes Escritores de Poesía Moderna del año 2014, poeta del año en los Premios Internacionales de Poesía del Pacífico 2017, y nominada al Premio de Poesía Haizi 2018, al Premio del Representante de los Lectores del año 2018 y al Premio de Poesía Xu Zhimo Hoja de Sauce de Plata entregado por Cambridge en 2020. A lo largo de su carrera ha participado en numerosos festivales internacionales de poesía.



Estoy casi derrotada por la esperanza;

la esperanza nunca cumplida, 

una palma que nunca me ha tocado. 

 

Comida tras comida, he crecido hasta este punto 

en que espero como una semilla a punto de reventar. 

La mano, como una brisa de primavera, no llega todavía. 

 

Sobre su inmensa palma 

se extienden las líneas texturizadas de un bosque entero. 

Parece un país, un gran título. 

Su mano me acariciará; 

como si fuera un bebé, 

el primer tierno brote en primavera. 

La activa entrega y la comprensión: casi 

la manera más natural de amar. 

 

Mientras estoy al borde de la desesperación, la mano gigante 

se extiende 

desde la maleza creciente bajo la tierra, 

desde el infinito, 

desde todas las caricias

me alcanza

tocando las puntas de mis vellos temblorosos, 

y, para mi sorpresa, 

cubre 

mi boca.

 

 

Traducido del chino al inglés por Liang Yujing 

y versionado al español por Josué Andrés Moz





El sofá: una enorme bola de mantequilla dormida en el sofá.

La sábana: un tipo consumido, delgado como una sábana.

La boca: un estómago rumiando mentiras y vomitando flores.

Después de la pasión, los dos quedan a su suerte.

 

¡Silencio! Las conversaciones abordan el vuelo nocturno, en la niebla

pasan los pantanos del cuerpo.

 

Un largo vuelo en movimiento uniforme equivale a un descanso absoluto.

Al atravesar el ancho esqueleto de esta ciudad del lenguaje, esperaré por ti.

El reloj en el fondo de la torre corre más lento que aquel en la copa.

 

El amor apasionado es: estoy justo detrás de ti pero aún así me extrañas.

El péndulo vuelve hacia atrás, la ve convocar un brillo de marfil desde los

huesos manchados.

 

La gloriosa alfombra de la ciudad se extiende bajo los pies. ‘‘Apaga tu

cigarrillo y apagaré la luz.

Déjame mostrarte mi sucia seducción’’.

El pavo real que vuela el avión está golpeando la brújula.

‘‘Soy plenamente consciente de mi propia locura en este momento’’.

 

Sin embargo, en el pico del amor, la soledad los golpea.

Incluso la pasión más profunda debe ser tragada por separado

por ambas partes.

 

El hilo de seda de esta larga noche está a punto de agotarse.

Tendidos en arenas movedizas, gradualmente pierden el aliento.

Hablan sobre el placer en un silencio mortal

como dos vivos cadáveres.

 

Mientras la luz de la mañana se teje como telaraña en la textura de su cuerpo,

de repente se sienta…

Los pensamientos oscuros están bien, pero necesito una vida luminosa.

Antes de que sus palabras se apaguen, alguien pone monedas invisibles en su boca

y espera a que se convierta en una máquina expendedora

que escupe respuestas.




Espero encontrar un amante de este tipo:

un ladrón tierno, un sinvergüenza respetuoso de la ley, un estafador paciente.

 

Su corazón sería un cementerio abierto,

una cama hecha de rayos de luna y su rostro sería una pastilla bañada de azúcar.

 

Sería una isla silenciosa en mí, la bandera blanca que ondearía

todos los versos que alguna vez amé.

 

El amor absoluto es equivalente a la verdad absoluta

y: a las astutas variantes de la verdad.


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