Literatura
En esta entrega literaria tome la decisión de compartir poemas de mi autoría, no hare ningún tipo
de análisis o comentario sobre mi propio trabajo ya que no sería objetivo, sin embargo,
pienso que al estar regida bajo el signo escorpio es una buena ocasión para
compartirme con ustedes.
ATT
Elizabeth Sicilia.
Nací un 3 de noviembre a las 1:00pm
con los ojos abiertos y mirando al sol bajo el signo de escorpio. No soy nada,
escasamente me identifico con la vida, he vivido durante 34 años en este mundo
atenta al día que sucumba el destino ante mis fatales deseos de desaparecer.
Soy una amante del conocimiento y el arte con la suficiente fe para saber que
mi ignorancia es tan infinita como los saberes.
No he competido en concursos literarios,
he sido participe de algunas lecturas, no he publicado ningún libro o poemario,
pero eso no limita mi amor por la literatura como forma de existencia y el
rescate a mi narrativa personal sobre la vida y la muerte, sobre nuestro mundo
y los otros que también pulsan en las barreras de nuestra propia visión y
conocimiento.
En el arte soy y en el arte me
comparto con los otros, en el arte me permito ser consiente de mi propia
experiencia y poder gozar de las expresiones vitales de las demás personas. Nos
soy nada, solo soy tanto como puedo con las herramientas que he aprendido y que
sigo aprendiendo en mi existencia compartida con los otros que legitima y me
ayudan a ver lo que yo misma soy y de lo que carezco. Solamente soy.
Selección de poemas de Elizabeth Sicilia.
He imaginado tu muerte
El crujir de tus huesos al quebrarse, placenteras sinfonías
en mi cabeza.
¿Traerá algo de vuelta el odio construido en los silencios?
Te sonrió y tiemblo buitre voraz con la cara pintada de
blanco.
Devorador de los vestidos de los santos que reza los
rosarios.
La crueldad de tu canto escondido detrás de tus ojos de
ciervo.
Me reservo una bala con tu nombre en el alma alojada entre
las costillas agotando todo lo que yace en pulmones.
Una bocanada de aire con ríos de sangre me mantiene de pie.
¿Cuánto tiempo esperaras en las alturas para verme
convertida en carroña?
¿Quién se cansará primero de esperar que el otro caiga?
Me reservo las imágenes de tu muerte mientras me deleito
con tus graznidos desesperados, sin mover un dedo he arrancado una a una tus
garras.
Las delicias que oculta el sabor de tu sangre entre mis
labios.
Me he vuelto cruel.
Me has vuelto cruel.
Escuche tu latido recostado en tu pecho, ciega ante la
sombra de tus alas.
Pero las alas también pueden anunciar la muerte.
Las alas también matan.
Enemiga.
A la enemiga que llevo dentro
La niña con la cara llena de lodo
El producto del polvo, lágrimas y mocos.
Los laberintos de tu cabeza santuarios para devorar salvajemente los sueños, hace tanto te hicieron creer que no eras suficiente
Los abrazos ausentes en las noches, los llantos
contenidos, la ternura desahuciada por los hombres.
Los escapes apabullantes a medianoche, nubes de pólvora,
los amaneceres perdidos en lágrimas y tus cuadernos llenos de cuentos.
cicatrices en las muñecas de tu padre,
suicida fallido.
La carne trémula ante la sangre.
Las manos tenebrosas que te robaron las noches, la vida y la sonrisa. Manos que aun en brazos de tus amantes te han arrebatado rabia y lágrimas.
Y sonríes como si no pasara nada, como si la dureza en tus entrañas no vomitara palabras, dagas descaradas que lanzas a quien se coloque en tu diana.
Cuanto puede soportar el alma, te retas contantemente ante el humo verde de tu pipa negándote a la fantasía.
Sentada en un trono dorado, rodeada de bestias salvajes, desolladores, golosos implacables del mito de la felicidad.
Estado de compañía.
Morir un poco con cada latido,
Las voces atrapadas en las
paredes que ahora solo lloran agua,
El fuego ya no tiene nada
nuevo por mostrarme,
La agria sensación de compañía,
amar al otro y vivir en melancolía de la habitación propia
Querer salir corriendo,
rendirme y sucumbir a los delirios de mi mente
Entregarme a mi propio mundo anómalo,
extraño, difícil de describir con los códices convencionales que se pinta y se
vuelve un verso, y la vos se llena de encanto mientras juego a ser otra
persona, coloco una máscara cordial ocultando que en realidad le temo a mi
mente.
El amado silencio, la calma
obtenida, horas a solas, luces de colores dentro de los parpados.
Sentirlo todo, cargar con el hostil
en la frente y el otro reflejo de mi rostro en las fotos del culpable,
Si pudiera, si solo pudiera
vivir el cuento de otro,
Si pudiera si solo pudiera,
arrancar de mi los mil rastros humanos hundidos en la tierra,
El amor como bendición y
verdugo,
La imaginación y las ideas que
juegan entre si como dos niñas inquietas, el amargo sabor de la iluminación,
las noches frente al reflejo lacerante de mi propia carne, me basta verme para ver al otro me basta
juzgarme para juzgar al otro.
Amor no eres mi herida vieja, eres la nueva, tal vez ni siquiera herida.
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