Literatura

 Fabio Rivas Rivera  camina entre esta mundo y la vos más profunda de la conciencia, en la que la perspectiva simplista no tiene cabida, la reflexión es necesaria, las preguntas difíciles, los momentos de luminosidad en una danza de Dionisio llamada posmodernidad es lo que nos ayuda a descubrir a través de su mirada única.


diseño y edición: Elizabet Sicilia.


Algo sobre mí.

Fabio Rivas Rivera nacido en San Salvador el 5 agosto de 1990 poeta y gestor cultural, cofundador del centro cultural Astrálabe, la banda experimental Lxs Bastardxs, la revista No y de ediciones pirata.



Poema I


He querido ser otro distinto del que soy,

pero no puedo,

soy un perezoso a la hora de ser funcional,

mi aporte a la sociedad salvadoreña será una cuchillada,

apuñalaré el cuerpo de cualquiera que me lea,

asumiendo que no se trata de un acto de justicia

ni de misericordia

ni de superación,

este es mi papel en la rueda,

mi sombrero está cargado de imagines incoherentes

y escupo a conciencia sobre la dictadura de lo sublime

 

Yo, me arrastré buscando una almohada para mi cabeza hipocondriaca,

intenté sostener los edificios con mis manos

para que no me aplastaran al derrumbarse

y miré fijamente la acera,

hecha de gelatina caliente,

como una trampa a la cordura

o a la locura que implica pretender que alguien aquí está cuerdo

 

Vivo el tiempo de aceptar que el mediocre soy yo,

pero yo soy varios

y no puedo limitarme a los caprichos de uno de mis representantes

 

En la antesala de lo liviano

me retuerzo intentando arrepentirme,

pero no puedo,

el dolor ha sido importante,

porque cuando ha llegado la factura de los desajustes,

ha llegado adjunto un diccionario para las experiencias de ayer,

llaves para abrir las jaulas de los cisnes, los lagartos y las libélulas

 

He querido ser otro distinto del que soy,

pero no puedo,

soy un miserable que baila reguetón y eructa Beethoven,

después de todo

-y según nuestras prestigiosas universidades-

¿No se mide la inteligencia en base a cuánto sepamos de Europa?

 

Yo no te miro,

me miro en vos y me asusto,

pero me asusto más al sentirte,

porque ahí no hay idea,

cada experiencia en el contacto,

es en primera instancia desconocida,

sin tu presencia no existe,

lo que miro,

lo que elijo mirar,

es por largos periodos inamovible

 

En el mundo de las ideas te congelo,

nos congelamos y nos hacemos gigantes

de voluntades y confianzas pequeñas,

pero cuando nuestros codos se encuentran en el transporte público

y entendemos que necesitamos espacio

o cuando nuestras miradas se cruzan de una loma a una ventana

o de un despacho a una sala de espera

y suponemos que el otro tiene una mejor calidad de vida,

pensamos en las alternativas,

algo se inquieta,

la rueda sigue girando

y al menos en la idea

el papel cambia

 

El tedio es falta de alimento para la imaginación:

no ver un planeta metálico poblado de flores y aves magnéticas,

no fornicar con ternura,

cerca de una tormenta

y debajo de un árbol de mangos rojos,

de esos que te estallan en los labios

y te convierten en un efímero portador de sus sabores

 

Afirmamos para consolarnos

y ya no encuentro descanso en ese consuelo,

más descanso el de esta incertidumbre asumida,

más descanso este beso,

este pararrayos amante del vértigo,

de su sensación atemporal más no dispersa

 

Mis versiones coinciden en lo básico:

quieren vivir y matarse con dignidad,

tener una incineración orgiástica,

dosificar los eufemismos

y oscilar entre aromáticos jardines

y apestosas cañerías

¡Queremos darnos el lujo de oscilar

y de contradecirnos!

 

En mi vela quiero una fiesta cómica y sensual,

no quiero que arruinen mi momento.


Poema II



Aunque no te guste

vos elegiste tu nombre,

todos los elementos que te conforman se buscaron,

se diseñaron así mismos en la necesidad de coexistir,

encontraron un clima y un espacio favorable,

encontraron dos criaturas fértiles

se desarrollaron simultáneamente en ellas,

al conocerse,

pactaron que querían individualizarse

y separarse de los que, en algún momento,

se convertirían en tus progenitores,

ya en tu estado embrionario,

los indujiste con sutilezas

a experimentarte de cierta forma,

con tus ritmos y tus cambios de temperatura,

esos símbolos que te pronuncian

viven en tu nombre,

no hay nada moral en esto,

es una secuencia de necesidades,

algunos nombres invitan a sus portadores a vivir una vida tenue

a descansar, tal vez, de otras vidas más ajetreadas,

otros sugieren un poco más de seriedad,

de imponerse ante el entorno que les oprime,

algunos son amarillos y bondadosos nombres,

que cual las miradas que les representan,

están llenos de una luz incandescente,

que nos enseña y nos libera las lágrimas,

de ahí que, en realidad,

no haya malos nombres,

solo formas peligrosas de asumirlos

¿Qué sería de nuestra alegría sin los nombres?

¿Qué sería de nuestra tristeza?

vos,

yo,

nosotros,

todos elegimos un nombre.


Poema III



Temo al amor

y a lo que hay después del amor,

temo a que no haya amor

o que, en su defecto,

haya algo que se le parezca,

pero no sea,

que esté rancio,

que angustie más de lo que sane

 

Temo a no saber lo que es el amor

y no reconocerlo cuando llegue

o reconocerlo hasta que se vaya

y ya sea demasiado tarde como para alcanzarlo

o demasiado temprano para empezar

 

Temo confundirme,

producto de la soledad o del hastío

y que entonces nada sane,

por buscar algo que no es,

en base a los parámetros de mis temores

o del palabrerío que soltamos cuando alguien pronuncia la palabra amor

o dice que tiene un conflicto con esa palabra

o cualquier cosa que se le parezca

 

Algunos dirán que no lo vale,

que todo lo que implique un esfuerzo tan grande

es demasiado arriesgado,

otros dirán que es lo único que importa,

que no hay vida sin amor

y así, si uno no comprende lo que es

o si uno no está seguro de haberlo portado

la angustia será doble

 

Temo a que el amor no sea la solución

sino el problema,

temo que desde el principio el asunto esté mal planteado

y estemos persiguiéndonos en un laberinto de espejos rotos,

prometiendo y rogando muestras del amor

que no comprendemos,

pero exigimos con furia

 

Temo danzar entre las multitudes,

susurrando penitencias tiernas,

intuyendo acantilados,

batiendo las alas

y pronunciando

(cada vez más fuerte)

¡Todos mis secretos!

 

Temo temerle al amor

y que, por este miedo,

el amor no llegue

o solo quiera irse,

pero nunca se termine de alejar

o que me evite cuando estoy así:

mareado de estas perversiones lúcidas,

de estos péndulos lumínicos

de este manicomio portátil,

o que me evite cuando me fascino

o cuando temo a fascinarme

o me fascino de mi propio temor

y lo aborrezco

 

Por eso temo al amor

o a lo que creo que es el amor,

por despiadado,

por voraz,

por indomable,

a veces lo miro a la distancia y le tiro y un beso

mofándome de su cautivadora locura,

otras veces lo sangro como a un órgano enfermo

o chillo entre sus mares

como un animal con hambre,

temiendo no satisfacerme,

con alimento alguno

o temiendo me sorprenda

desprevenido. 






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