Literatura

 Hoy es domingo para leer buena poesía. En marzo nos complace compartirles textos de Teresa Del Bosque, quien nos vuelve golosos lectores que devoran hasta el últimos de sus versos preciosamente escritos con las imágenes justas y las palabras correctas.


diseño: Elizabet Sicilia.

Coordinación General : Elizabeth Sicilia

Edición de textos : Josué Andrés Moz


Algo sobre mí.

Teresa del Bosque: (Chalatenango, 1963) Escritora salvadoreña, docente, abogada y notaria. ombres ías dentro y fuera delsuHa ganado el Concurso de Poesía a la Madre promovido por la Escuela Urbana Mixta Unificada “Profesor Francisco Morán” (1978) con su primer poema Madre, el Primer Certamen de Poesía de Maestros de El Salvador (2002) y el Primer Certamen de Literatura Infantil (2020). Fue nominada como “Escritora del mes de Junio” (2019), por el Ministerio de Educación, San Salvador.

Textos suyos han sido publicados en revistas del MINED y en los periódicos El Diario de Hoy y Co Latino, asimismo, han sido recogidos en antologías dentro y fuera del país, y es coautora del Prólogo de la antología Historias de vida (Argentina 2014). 

Entre sus libros se encuentran Poemas de todos los tiempos (1997), Un poema para cada día festivo del calendario escolar (1997), Aprende y colorea con el mundo animal (1998), Poemario Cívico Escolar (2012), Vida y Espíritu (2013), Mi Mundo Infantil (2014), Sátira de hojalata (2022), Las pesadillas de Alicia (2023), Alicia Funeral de sus fantasmas (2023).


 

La luna me siguió

para cruzar conmigo                                            

los matorrales de asfalto

después del tranvía                                       

 

Al otro lado

los zopilotes se disputaban

el sudor atormentado

de los despojados       

 

Más adelante     

el aire había muerto    

en la orgía de gusanos

sobre el asfixiado ladrido

de la noche

 

Solo el filo de mis pasos   

acelerados

acuchillaban las sombras   

del ejército de gigantes

dormidos

 

De repente se escucha  

la algarabía del cementerio

en la escupida del cerro

tan rancia como el sueño   

de aquellas bestias de carne y fuego

bajo tierra

 

Llegué

hasta el brazo del ahorcado

y mis pies crecieron como raíces

aferrándose al grito de unos ojos

hediondos a suicidio

enamorado

 

La nube corrió el telón

 

Los risos de luna removieron el fantasma

de mis remos

pesados como tumbas de odio

 

Llegué al petate

muda y hechizada

por el tembloroso desfile

de esa maravilla del soplo

llamada miedo.





Se quebraron los relojes

al fondo de mi orgasmo

        

Nunca me había excomulgado  

tan profundo  

en secreto

¿Al estribo?   

 

Fue como bajar al fondo de la tierra 

extraer su última palabra

la que no suena    

no grita

solo vive y eructa satisfecha

egoísta

celosa de los ecos al cerrarse la puerta   

 

Fue como invocarme polvo que aún arde.





Se abría la jaula.

Se rompían cadenas.    

Se liberaba la araña      

tejedora de sueños

sobre la máscara      

esculpida por el amo y señor.

 

Era libre la mariposa feliz

cruzando los mares,   

rosando arcoíris       

de miradas y pétalos

rumbo al vedado nido

de hadas y musas.

 

Campo abierto era su fiesta interior

resarciendo los daños de los surcos heridos,

sembrando esperanzas

sin rejas de amor.

 

Caía la noche…

Se abría esa puerta.

Se cerraba la jaula.

Se encadenaba la araña. 

Se colocaba la máscara.

Se quebraban los sueños.

Se abrían los surcos

al paso del látigo          

del amo y señor.


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