Literatura
Helen Jovel es una voz joven en la poesía salvadoreña, cuenta
con una trayectoria destacable por su trabajo como escritora y gestora cultural.
El trabajo de la poeta nos muestra un mundo ante los ojos del asombro que
intenta descifrar las verdades infalibles de la vida.
diseño: Elizabet Sicilia.
Coordinación General : Elizabeth Sicilia
Edición de textos : Josué Andrés Moz
Algo sobre mí.
Helen Judith Jovel Agreda:
(Santa Ana, 2000). Autora salvadoreña, que
ha publicado el libro ‘‘Alas Grapadas’’, bajo el sello estadounidense DSD
Artist en el 2021. Actualmente se encuentra desarrollando el libro de investigación
‘‘Postpandemia, Latinoamérica’’, el cual será publicado con la editorial salvadoreña
CCM R-A bajo la dirección de la misma autora. Cuenta con participación como coautora en más
de ocho libros entre ellos “Rostros de la literatura salvadoreña”. Es directora
general del Colectivo Cultural Multidisciplinario Revolución Artística. Su
editorial CCM R-A EDITORES se encuentra produciendo libros desde el año 2021.
También ejerce una labor de columnista en la revista californiana
Pixelescuscatlecos.com y lleva la administración de la biblioteca virtual ‘‘Memoria
Colectiva’’. La autora posee
reconocimientos y menciones honoríficas por organizaciones nacionales e
internacionales, entre los que figuran: “Lenguaje de Esperanzas” 2023 y
“Creatividad” 2021, acreditadas tanto por su desempeño artístico como por su
aporte a la promoción cultural de un pueblo.
Patria te me estás muriendo,
y no has conocido el atardecer.
Agonizas en el rostro de la madre
que nombra a su hijo desaparecido.
Patria, te me estás muriendo,
y no te han dejado ser.
Ahora estás de rodillas ante la injusticia
por parte del despotismo.
Te han segado con un discurso elaborado,
y la sangre no puedes ver.
Patria, te me estás muriendo con
la esperanza,
de que un día no haya ni un tiro.
Las lágrimas de la madre se quiebran
porque su hijo jamás volverá a tener.
La madre clama justicia por el hijo,
que se fue y no volvió.
Mi tierra se ha teñido de sangre,
la han convertido en una fosa clandestina,
el viento grita,
no se fue se lo llevaron.
Patria te me estás matando a
cuchilladas y balazos.
Nos llamaron «poetas», pero yo soy solo una mujer divagante;
solo vago por este mundo con una
soga en el cuello,
con el diablo detrás... esperando que
me distraiga.
Llevo una sola sonrisa como obsequio,
mis ojos solo son dos pinceles
pintando cometas en el universo,
solo soy la sombra que se quedó impresa.
Soy solamente la navegante que escribe,
la mujer que es dueña de sí misma,
yo solo me he sentido parida por esta tierra.
Solo soy una sorda, qué escucho brusca
la melodía llamada vida; y escribe sobre ella
para poder seguir soportándola.
Mis ventanas se están cerrando
el sueño me está doblegando
y cuando me quedo viendo el vacío
las horas son minúsculos retazos.
Yo tengo las diez de la mañana;
para mi madre son las tres de la tarde.
Acabo de amanecer;
las manos de mi madre han envejecido;
el reloj reina el globo terráqueo,
dicen que morimos descifrándolo.
Son las tres de la madrugada;
alguien ha muerto, otro ha nacido...
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