Roque Dalton 89/49: la ignominia de la tumba desconocida
Sábado
diez de mayo de 1975. En los alrededores
del Barrio Santa Anita de San Salvador.
En la ciudad donde todos saben de él, de sus letras, de su osadía de
ser. Ser. Estás ahí,
recluido, entre tus amigos del ERP, de quienes esperas la solidaridad y
confianza. Cautivo vos, encerrado vos, que amas la libertad. Estás ahí, en ese Día
de las Madres, en ese diez de mayo. Recordando quizás a mamá:
María García.
Mil
fotos en tu cabeza, mil recuerdos pasan en el día que no creías llegaría la
muerte tan mencionada en tus letras, tan aceptada. Piensas en Aída Cañas, la
madre y esposa, en esos niños tuyos y de ella, Roquito, Juan José y Jorge. En
su vida llena de exilios, y de retornos, en la revolución ante todo, lograr
cambiar El Salvador.
El
juicio por espía, por traidor, por qué se yo… aun no queda claro. La condena de
muerte a Roque Dalton y José Armando Arteaga “Pancho”. Torturas. Vejación…
El Disparo. ¿A qué hora? Qué
detalles hay. ¿Quién dispara? Lo saben bien. Su secreto devela una verdad.
Mueren. ¡Que mueran! El cuerpo tuyo Roque, el cuerpo de Pancho. ¿Dónde están? ¿Dónde estas Roque? ¿Dónde está tu compañero
Pancho? ¿En El Playón? ¿En Santa Anita? ¿En el corazón del mundo al centro del
mundo? La ignominia
de la tumba desconocida. La ignominia: ofensa
grave que sufre el honor, la dignidad.
El 9 de
mayo de 2016, por el decreto legislativo No. 374, declararon el Día Nacional de
la Poesía en El Salvador, en tu cumpleaños, cada 14 de mayo.
El espectro. Tu espectro reina. Del silencio y del olvido.
Aun estas presente. Estas aquí entre nosotros. Descansa en paz. La poesía de
todos. Vos sos de todos.
En medio del silencio, es alta hora de la noche, abro las ventanas y veo en la oscuridad. Llovió. No fue esa tormenta que sos vos Roque, solo fue leve. Esperaba la tormenta, esperaba ansiosa salir a mojarme bajo la lluvia, y descalza. Entro a la noche, y ya que desperté, la aprovecho. Voy a la habitación de los libros, mares desordenados que aun aspiro catalogar poco a poco, encuentro muchos que aun no leo, poesías y poetas sin conocer, historias perdidas. Aun hay mucho, que no sé de vos. Mucho por ver, por leer, por buscar. Me atrevo ahora a marcharme con vos. A hacer de estas letras alguna luz, alguna marca.
Fue mayo el que vio nacer la luz de tus ojos. Tu madre es María García, pero también sos hijo de la poesía. Naciste en el tiempo cuando la tierra cuscatleca, recibe las lluvias tropicales, para dar después sus frutos. Así llegaste Roque, aquel 14 de mayo de 1935.
Tu madre, una enfermera. Y tu padre, Winnall Dalton, nacido Arizona, EEUU, en 1894. De él se conoce que salió de su país joven, estuvo en Honduras, y luego se casa con una salvadoreña, y accede a la élite local, ya que se convierte en terrateniente. Winnall, para ese entonces trabajaba y vivía en El Salvador. En un hospital se conocieron con María. Él fue herido tras un altercado. Tuvieron un romance, y naciste vos. El único hijo de María, Roque Antonio García, conocido como ROQUE DALTON.
Creciste
en la casa materna ubicada en la calle 5 de Noviembre, San Salvador, en la que
también había una tienda de nombre «La Royal». El rótulo en la casa sigue ahí.
Ingresaste
al exclusivo Kindergarten “Santa
Teresita de Jesús”, gracias al apoyo de tu padre. Desde muy joven escribías. En
1952, te gradúas del colegio Externado San José, y por tu destacado rendimiento
académico fuiste elegido para dar el discurso en nombre de los estudiantes.
El fruto de tu pensamiento, agitó tu corazón joven y la pluma en tu mano no dejó jamás de inspirarte. Tus temas: El Salvador, el pueblo, la política, el amor... Desarrollaste con maestría la poesía, la narrativa, el ensayo, la dramaturgia, la investigación histórica, el periodismo y el testimonio.
Los amigos eran parte de tu alegría y de tu volcán convertido en palabra.
Al terminar tus estudios en el Colegio Externado San José. Decidiste estudiar Leyes. Gracias a la ayuda de tu padre, te vas a Chile, y en 1953 te inscribes en la Universidad de de ese país. Ahí tienes contactos con otras doctrinas como el comunismo. Haces amigos comunistas, sin saber vos que eso eran. Cambiando y ampliando tu pensamiento a socialcristiano. Eso cambiaria después, estando en ese país, acudes a entrevistar a Diego Rivera, el pintor muralista mexicano y comunista. Pero Diego, al preguntarte la edad, y qué ideología tenias, respondes que socialcristiano y tenías 18 años. ¿Ha leído a Marx? No, no lo he leído. Es así, como te niega la entrevista. Resignado, mejor comenzaste a estudiar la obra de Karl Marx y estudiar los murales del pintor Diego Rivera, y otras cosas.
Después de
once meses, regresas a El Salvador. En 1954, ingresas en la Universidad de El
Salvador. Con nuevos instrumentos ideológicos. Entras en la Asociación General
de Estudiantes Universitarios (AGEUS), siendo ahí un destacado activista
estudiantil. En 1955 colaboras con el
periódico El Independiente. Con 19 años, en febrero de 1955, contraes
matrimonio con Aída Cañas, a quien conocías desde niño. Procrean a sus tres
hijos.
Devorabas
libros, escribías poesía en servilletas, a toda hora, como si el tiempo se
acabara; el conocimiento era tu búsqueda. A mediados de los años cincuentas,
vos con veinte años, y San Salvador era otro, que se fue para no volver. Viajo
en el tiempo, y te encuentro en los cafés del centro, entre la universidad y la
bohemia, emergía tu generación.
En
1956 integras el Circulo Literario Universitario. Los
trabajos de este grupo conformado por Roberto Armijo, José Roberto Cea, Manlio
Argueta, Tirso Canales, aparecieron en el suplemento Sábados de Diario Latino. Participas en los
desfiles bufos. En este año de 1956,
ganas el Premio Centroamericano
de Poesía de la universidad, con el trabajo Mía junto a los pájaros. Escribes junto a tu amigo guatemalteco, Otto René Castillo quien se
refugia en El Salvador, tras el golpe de Estado al presidente guatemalteco
Jacobo Árbenz.
Ya caías mal por tu rebeldía, entre la transición de los presidentes
Osorio, a Lemus, publicas en la revista La Jodarria tus escritos
políticos.
En
1957 viajas con fondos que reuniste, a Moscú, Unión Soviética (URSS), al VI Festival Mundial de la Juventud y los
Estudiantes. Junto a cuatro compañeros mas, tienen una brillante
participación. A pesar del peligro que existía al visitar este país, por “ser
comunista”, fueron. Logras conocer a escritores como Miguel Ángel Asturias,
Graham Green, entre otros. Este viaje fue muy importante. Ya en El Salvador, decides ingresar al Partido
Comunista de El Salvador, PCS, por medio de
tu amigo Otto René Castillo.
Acerca de
el viaje a la URSS existe un manuscrito que transcribí en el Museo de la
Palabra y la Imagen (MUPI), donde confirmas lo siguiente:
Creo que el acontecimiento más importante de mi vida
ha sido el viaje, efectuado en 1957, a la Unión Soviética, en cuyas Repúblicas
de Rusia, Ucrania y Georgia permanecí dos meses y medio invitado por la Unión
de Escritores Soviéticos. No me es dable prever por ahora hasta dónde llega
dicha importancia más no tengo reparos en considerar que es la de un punto de
partida sumamente esperanzador. No creo hasta la fecha haber hecho más que el
simple mantener viva la inquietud y la honradez pero creo para el futuro en la
palabras de Ostrovsky – a caso las más grandes que se hayan escrito nunca: “Lo
más preciado que posee el hombre es la vida. Se le otorga una vez y hay que
vivirla de forma que no se sienta un dolor torturante por los años pasados, para
que no queme la vergüenza por el ayer vil y mezquino y para que al morir se
pueda exclamar ¡Toda la vida y todas las fuerzas han sido entregadas a lo más
hermoso del mundo, a la lucha por la lucha por la liberación de la humanidad!”.
En 1958, ganas el segundo
lugar de los Juegos Florales de San Salvador con la obra Doce poemas. En esas épocas, frecuentabas a los
escritores Oswaldo Escobar Velado, y a Pedro Geoffroy Rivas. Incrementas tus
colaboraciones literarias en diversas revistas. La censura a vos continúa, te
siguen los pasos. No sos grato para muchos.
Trabajas como redactor en televisión invitado por el periodista y
escritor Álvaro Menen Desleal, y en el año de 1959 asisten a cubrir la reunión
de consulta de cancilleres de la OEA. En otra
ocasión, te invitan a Guatemala los estudiantes de la Universidad San Carlos, y
donde vas, y te capturan, y te expulsan, al venir al país de nuevo.
Un día, llega a
mis manos un documento, para transcribirlo, se recibió en donación anónima el
MUPI, la Declaración de Roque Dalton sobre la participación que tuvo en sucesos
del 2 de septiembre de 1960, supuestamente en actos de rebelión en contra del
gobierno. ¡Está tu firma ahí! Toque la firma. El acta estaba fechada el 17 de
octubre de 1960. Ese documento de casi 50 páginas, en parte lo publicó el museo
en su Revista Trasmallo #8: Roque Dalton
80 años. Ahí leía e iba transcribiendo y conociendo tu humor negro. Un
Roque de 25 años, que no se derrumbaba ante las preguntas, las intervenciones
por los sub-sargentos de la Guardia Nacional. Roque cautivo. Se le acusaba de
muchas cosas.
En las
calles, acciones de la población diversa que desembocaron en el derrocamiento
del presidente José María Lemus. Siempre la ironía,
la irreverencia, la palabra, la bohemia. Por tus ideas, fuiste encarcelado
varias veces y condenado al exilio. Expulsado en 1961. Por el Directorio Cívico
Militar. Gracias a México, que logras exiliarte en ese país. Ahí y en ese año,
es donde realizas la publicación La ventana en el rostro. Viviendo en México, asistes a la Conferencia de los Pueblos en la Habana,
Cuba; y te quedas un año ahí. En Cuba es muy abundante tu trabajo, y dedicas a
ser un escritor. Sos una voz, que ve al sol y a la primavera jugar con la
libertad.
Pausa
aquí, realmente en un recuento, tus libros publicados son:
·
Mía
junto a los pájaros,
plaquette, San Salvador, 1957.
·
La ventana en el rostro, poesía, México, 1961.
·
El turno del ofendido, poesía Casa de las Américas, La Habana, 1962.
·
El mar. Variaciones, poesía, Ediciones La
Tertulia, La Habana, 1962.
·
El Salvador, monografía, Casa de las
Américas, La Habana, 1963.
·
César Vallejo, Cuadernos de la Casa de
las Américas, La Habana, 1963.
·
Los testimonios, poesía, Ediciones Unión,
La Habana, 1964.
·
Taberna y otros lugares, Casa de las Américas, La
Habana, 1969.
·
Miguel Mármol. Los sucesos de 1932 en El Salvador, testimonio, Editorial
Universitaria Centroamericana, Costa Rica, 1972.
·
Pobrecito
poeta que era yo..., novela, Editorial Universitaria
Centroamericana, Costa Rica, 1975.
·
Poemas clandestinos, El Salvador, 1975 (Universidad
Autónoma de Puebla, México, 1980).
·
Las historias prohibidas del Pulgarcito, Siglo XXI, México, 1974.
·
Un libro levemente odioso, con prólogo de Elena Poniatowska, La Letra Editores, México
D.F., 1988.
·
Un libro rojo para Lenin, Editorial Nueva
Nicaragua, Managua, 1986.
·
Últimos poemas, Nuestra América, Buenos
Aires, 2005.
El año
1964 retornó a El Salvador de nuevo…
Hace unos
años, entrevisté a un amigo tuyo, el pintor Ricardo Aguilar Humano (1940-2021),
donde me cuenta las horas anteriores a otra de tus capturas. Se llama “La ofrenda de cinco colones entregada a
Roque Dalton” es un audio y se
encuentra accesible en mi canal YouTube Tania Primavera Podcast.
En ella
hablas de que esa tarde, todo el día dedicado a caminar, a ir a la U, a visitar
algún bar como El Patiecito Belmoral, a tomarse un cilindrito, con muchos
libros en la mano, con los manuscritos de Pobrecito
Poeta que era yo. Estaban en una mesa, con todos esos papeles, cuando unos
obreros les observaban, secreteándose, y uno le dijo: ¿Usted es Roque verdad? …
bueno, si, soy yo. Pues aquí tiene, le dijeron, y extendió uno de ellos su mano
hacia él y recibe la ofrenda, eran cinco colones ¡para la lucha! Sabemos que
usted escribe por nosotros, hace todo por nosotros, y más. Roque se puso a
llorar, según Humano. En eso estaban cuando salieron del bar, y dijeron, bueno,
ya no teníamos nada, pero con esto que es para la lucha ¡vamos por otro cilindrito!
Así que de repente, la guardia entra y toman el cuerpo delgado de Roque para
meterlo en ese jeep, sin juicio, sin razón, y Humano se sube al jeep. Roque le
grita ¡no me dejes solo!, insiste Humano y los guardias le dan una patada y
sale directo a caer en la calle. Humano corre a recoger todo, los libros, los
manuscritos, corre y llega a La Royal,
la casita de Roque y su familia, cuando estaban ahí espiando ya, y gritan los
judiciales o guardias: ¡Allá está! Pensaban que era Roque. Humano corrió y
corrió con todos esos papeles y libros, hasta que unos amigos le dieron posada
esa noche. Meses después Roque le contacta a través de alguien para que le
mande sus cosas.
No seria
la primera vez. La cárcel era casi casa. Salías y entrabas.
En 1965,
vas a vivir a Checoslovaquia, instalándote en Praga con tu esposa e hijos. Allí
ejerces como parte del Consejo de Redacción de la Revista Internacional con un
modesto salario, y conoces al sindicalista salvadoreño Miguel Mármol, quien en
el exilio te contó sus andanzas, y producto de sus conversaciones, realizas el
libro Miguel Mármol, Los sucesos
de 1932 en El Salvador.
En 1968 te instalas en Cuba. Ahí seguís tu trabajo
intenso. Publicas Cuentos de Salarrué. En 1969 ganas el Premio Casa de las
Américas, con Taberna y otros lugares.
En
esos años logras terminar tu obra Un libro rojo para Lenin y Las
historias prohibidas del pulgarcito. Pero, crecía el dilema en vos, de
incorporarte al proceso revolucionario en El Salvador o dedicarse solo al
trabajo literario. En 1969, le envías
desde Cuba el poema “Larga vida o buena muerte para Salarrué” a tu amigo
escritor, lo recibió y leyó en Villa Montserrat, me lo contó Ricardo Humano,
que estaba con él y me dijo: “Salarrué lloraba de alegría al leer ese poema que
le escribió Roque.
Aún hay silencios en el tiempo. Posteriormente, en 1970 renuncias a Casa de las Américas. Continuas escribiendo. En la navidad de 1973, en plena madurez creativa, regresas clandestinamente al país, antes pasas por México. Bajo el seudónimo de Julio Dreyfus Marín, te integrás a la organización clandestina guerrillera Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, cuya dirigencia posteriormente te da muerte, junto a Armando Arteaga “Pancho”, por diferencias políticas, el 10 de mayo de 1975. Un hecho confuso, un secreto, un misterio. La orden partió de Alejandro Rivas Mira, y estaban ahí Joaquín Villalobos, Jorge Meléndez (Jonás). Surge la Resistencia Nacional, RN.
Imagino ese día, día de las madres. Imagino a tu madre María, y su presentimiento. Tenia ella la fe que la contactarías. El silencio abarcó todo ese día. Una verdad sin resolver, un misterio que tiene sed de saber. ¿Dónde estás? … No te voy a encontrar en el Patiecito Belmoral, en las calles de San Salvador, te voy a encontrar en sueños, en los poemas, en la risa, en tus ojos, en un trago. Tus versos eran tu arma. Aquellos que cortaron tu vida, deben decir a donde te dejaron tirado, desaparecido, su crueldad es odiosa. No tendrán paz, y si la sienten, es un descaro, sépanlo. La ignominia de tu tumba desconocida, en algún cerro cerca de Santa Anita, en algún lugar quedaste, ¡digan! De qué sirve ser poeta o escritor, si no gritar tu honor, y exigir algo que ha quedado en la impunidad. Bravo Roque! Sos superviviente. Aunque te mataron.
El surco
de tu memoria, pervive en nuestros pueblos, nunca hubieron fronteras. Roque
Dalton, como tormenta tocando la raíz de
los volcanes, bajo el sol de mayo, con lluvia y luces en rendija.
Comentarios
Publicar un comentario