Literatura

 


diseño: Elizabet Sicilia.

Coordinación General : Elizabeth Sicilia

Algo sobre mí.

Kike Zepeda (Santa Ana, 1990) poeta, antropólogo y gestor cultural. Publicaciones: Oficio de pájaros (2015), Para que la muerte no te encuentre (2016), Esta Manera de olvidar (2016), Los Nadantes (2019), Laura.com y otros links (2019), Poemas con barba (2019). Río Íntimo (2021), Ataúd (2021), Retrato Hablado (2024). Poemas suyos aparecen en antologías y revistas internacionales. Premios: Tercer lugar en el primer certamen nacional de poesía José Rutilio Quesada (2015), Premio Único de Poesía en el Certamen Universitario Ítalo López Vallecillos (2016), VIII Premio Centroamericano de Poesía IPSO FACTO (2018) y Tercer Lugar de Poesía en el Primer Certamen de Poesía Universitaria (2018). Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés y portugués.




La canción es un amor lejano,

que viene con tu príncipe desde una orilla desconocida,

ahora sé que el mar es una gran tristeza que comenzó entre tus

lágrimas, el día que te quedaste sola en la playa de la Barra de

Santiago,

sin príncipe ni canción de amor, sin debajo de la luna,

ni beso para siempre tus labios.

¿Qué va ser ahora del amor

sin tus manos aferradas en aquellos hombros morenos

en los que aun rebotaba el eco de la canción que te cantó desde su

barca? Recuerda que un día quisiste ser puerto,

vela, viento

o cualquier cosa que alejara a tu enamorado de la distancia y la

ausencia, dejándolo para siempre tatuado en tu pecho

como la sombra de tu vestido en tu cuerpo,

o la tristeza que nunca zarpó

desde el día en que el mar no trae otra cosa, que olas y su recuerdo.





En un teléfono descompuesto marqué el número de tu casa,

el mismo que años atrás, marcaba de memoria pensando en tus

ojos 

esperando el momento en que tu voz respondiera

para detener el mundo tan sólo por unas horas.

 

Esta vez la llamada sería bastante breve:

lo suficiente para hablarte del pavor que me da llegar a viejo 

y escribir el poema de un hombre

que repasa una por una nuestras viejas conversaciones  

mientras marca el número telefónico de tu casa

esperando que me conteste la misma muchacha que amé a los diecisiete 

años.




En la casa de enfrente vive mi vecino muerto 

se está muriendo ayer

lo enterrarán ayer


todos los días es el día siguiente de su muerte 

todo el tiempo corre después de su entierro


él y sus lúgubres costumbres con las luces apagadas

se convertirán en un incendio profundamente oscuro como sus ventanas


puntual, porque las cosas que llegan tarde llenan de aire sus oídos 

mi vecino muerto se quedará sacando todos los días su carro

a las seis de la mañana

si estoy afuera a esa hora levantará su mano y detrás del parabrisas su boca 

dibujará un “buenos días”


Dueño de las rutinas de un fantasma 

le comen la paciencia los espejos, 

aunque a él no se lo ve comer


Nunca visitaré a mi vecino muerto


así como los vivos no entramos en ataúd ajeno 

en una muerte que no nos pertenece


Mirándolo, me pregunto

si en realidad si alguna vez estuvo vivo mi vecino muerto




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