Cuento de terror
diseño: Elizabet Sicilia.
Coordinación General : Elizabeth Sicilia
Algo sobre mí.
Fernando Recinos
Escritor. Nació en febrero del 1995. Lic. en filosofía (2019) Estudiante de escultura.
La cuestión
es que había tres cabezas y faltaba una. Agarraron a cuatro bichos y uno era el Manuel.
Los otros
tres aparecieron así, cabal, las tres cabezas a la entrada del pueblo clavadas en el suelo con estacas. Y los cuerpos, cuatro, en el río.
El culo viendo para el cielo
con una nariz de estaca introducida en los cuatro
anos. Un mensaje del nuevo cuerpo de reacción policial del presidente para los pandilleros de la zona.
Nos preguntábamos todos qué ondas con la cuarta cabeza. Y no quedaba claro que aquel cuarto cuerpo fuera el del Manuel porque todos los compararon y revisaron los familiares. Y la nana de Manuel decía que ese no era el pene de su hijo. La gente se preguntaba por qué eso era lo definitivo. Y al final dijo que era porque su hijo tenía un huevo minúsculo y este los tenía iguales. Que no había para donde, porque por ahí no tenía moretes ese cuerpo que a saber de quién era. Y así la gente se preguntó un buen rato que de dónde salía tanto cuerpo como para andarlo confundiendo. Que si era a propósito. Y qué para dónde iban las cabezas.
A la capital, decían.
Allá a saber cuántas mezclan
y por qué. Brujería en la policía, decían.
Luego lo de
Manuel se fue entendiendo mejor porque entre tanta especulación de repente una prostituta de las afueras
del pueblo dijo que le había besado los huevos
a Manuel. Lejos,
en la capital. Y la nana de Manuel agarró para allá a buscarlo. ¿Realmente le había besado
los huevos a Manuel esta prostituta o eran solo los huevos disimiles de algún otro hombre parecido a Manuel? Manuel pasaba de
víctima a victimario. Y luego desaparecía difuso en nuestras mentes.
A los meses la mamá de Manuel volvió con las peores noticias. Fue al prostíbulo noche tras noche y cuando llegó el supuesto Manuel del huevo chiquito lo confrontó y al instante se dio cuenta de que no era él. Era bastante parecido y no era Manuel, a pesar de tener los huevos parecidos. Ella soltó en llanto. Inconsolable. Contó su historia al falso Manuel. Y casualidad de casualidades, otro hombre que estaba cerca de ellos en el prostíbulo se les acercó y les dijo que no pudo evitar escuchar desde que dijeron lo del huevo chiquito y de un cadáver y dijo que él también había perdido a alguien de formas parecidas y que el cadáver que le entregaron no tenía cabeza. Les quedaba la duda por eso del huevo, porque era bien notorio. Exageradamente. Y les parecía raro en el grupo familiar nunca haberlo comentado. Su madre había muerto. Y fue la única que siempre estuvo ahí para cambiarlo. Solo ella podía decir acerca del muerto y su huevo.
Y ahora había sido todo aclarado. Porque cuántas son las probabilidades
de que, en fechas parecidas, en ciudades cercanas, se confundan cuerpos similares con una distinción clave que los
diferencia y delata al nuevo cuerpo de reacción policial del
gobierno cometiendo prácticas sospechosas como la suplantación de cuerpos e información, por a saber qué motivos. ¿Primero clavaron los
cuatro torsos y luego perdieron la cabeza de Manuel? O simplemente se les
revolvieron los cuerpos sin cabeza y empezaron a ver cuál casaba con
cuál. Quién putas sabe. Ojalá algún día lo sepamos.
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